Brandeburgo y Sajonia:
paisaje con neonazis
Por Luis M. Rivas. BerlinSur
Brandeburgo y Sajonia: paisaje
con neonazis
Desde hace años existen
en los estados federados del este de Alemania
asociaciones que ofrecen asesoría
en la lucha contra racismo, antisemitismo
y la ultraderecha. Una tarea sufragada en
parte con fondos estatales. En una entrevista
a la publicación analyse und kritik
(AK) de febrero 2005, Dominique John de
Opferperspektive (una asociación
que también ofrece ayuda a victimas
de agresiones racistas) y Lorenz Korgel
de la iniciativa berlinesa Mobile Beratung
gegen Rechtsextremismus (Asesoría
itinerante contra el ultraderechismo) analizan
la labor que realizan y el éxito
electoral del partido neonazi NPD en los
comicios regionales de Sajonia (diciembre
2004). En al primera pregunta se hace referencia
al escándalo surgido en enero en
el parlamento de ese Land, al negarse los
diputados del NPD a solidarizarse con las
víctimas del Holocausto y comparar
el genocidio judío a los bombardeos
aliados a ciudades alemanas en la segunda
guerra mundial.
AK
Ustedes trabajan desde hace años
en proyectos antirracistas y contra las
actividades neonazis y reciben financiación
del programa estatal CIVITAS. ¿Qué
sensación les produce las reacciones
de los partidos institucionales al escándalo
protagonizado por el NPD en Dresde al negarse
a condenar el Holocausto?
Dominique John.
Seguimos el debate en parte con incredulidad
y también con una especie de satisfacción.
Incredulidad porque, es evidente, que los
políticos en Sajonia, y también
en Brandeburgo, están desbordados
con la situación. Y con algo parecido
a satisfacción porque uno puede decir
con razón (y lo llevamos advirtiendo
durante años) que esa representación
en los parlamentos regionales de los neonazis
es reflejo de un proceso socio-político
al que llevamos desde hace tiempo enfrentándonos
en muchas localidades y regiones. Sobre
todo en Sajonia, el NPD tiene una implantación
social que ha ido creciendo a lo largo de
años. En algunas regiones se constata,
incluso, una verdadera hegemonía
cultural de las estructuras ultraderechistas.
Por eso quien asegure sorprenderse, e indignarse,
por esas meteduras de pata (como dicen)
de parlamentarios ultraderechistas, es porque
ignora, deliberadamente o no, esa realidad.
Lorenz Korgel.
Es curioso que se identifique el ”fenómeno
NPD” con el voto protesta. La gente
sabe muy bien a quién vota, precisamente
en esas zonas rurales donde el NPD hizo
campaña puerta a puerta. Tengo que
reconocer que, en principio, tuve la esperanza
de que el hecho de que esa ultraderecha
con base social llegase a tener expresión
parlamentaria, obligaría a los partidos
institucionales a abordar en profundidad
las causas que han alimentado el ultraderechismo.
Pero, el efecto surgido es bien diferente:
los parlamentarios de los partidos institucionales
parecen contentarse con el enfrentamiento
en términos simbólicos en
el interior del parlamento. La situación
allí surgida parece haberles desbordado
por completo. El hecho de que, por ejemplo,
el gobierno SPD/CDU de Brandeburgo haya
decidido reducir su apoyo financiero a la
Coordinadora contra Ultraderechismo o de
eliminarlo por completo a la Asesoria de
Apoyo a Víctimas de la Violencia
Ultraderechista, sólo tiene para
mi una lectura: que no reconocen la importancia
de crear y desarrollar estructuras sociales
para hacer frente a los neonazis.
AK
El NPD aplica, con bastante éxito,
una política de provocación
calculada en el parlamento de Sajonia. ¿Cómo
ha sido recibida esa política entre
los neonazis organizados y su entorno?
L.K. Los neonazis organizados
están en estos momentos muy ocupados
con la discusión sobre lo que denominan”Frente
Popular”, la integración de
todas las”fuerzas nacionalistas”
bajo el paraguas del NPD. El proceso es
menos armónico de lo que sugieren
las declaraciones públicas de la
extrema derecha. Siempre que un movimiento
político pretende dotarse de una
estructura formal surgen conflictos, y el
movimiento neonazi no es una excepción.
Está, por una parte, la dicotomía”radicalidad
versus pragmatismo”, y, por otra,
cuestiones más formales, como el
reparto de cargos o que los autos de los
parlamentarios del NPD de Sajonia sean demasiado
lujosos, etc.
Pero a pesar de las diferencias, el éxito
del NPD es un elemento motivador para los
activistas y simpatizantes de extrema derecha.
Esa gente nunca tomó muy en serio
a la DVU (Unión del Pueblo Alemán,
un partido racista y populista, pero no
neonazi. N.d.T.), pero el NPD sí
que ofrece elementos identificatorios.
D.J. Yo también creo
que los éxitos electorales y la posibilidad
de actuar en el terreno de los partidos
institucionales, provocando puntualmente,
ha influido positivamente en los círculos
neonazis. Nosotros lo estamos percibiendo
concretamente; nos da la impresión
de que los ultras organizados, y sus simpatizantes,
se mueven con mucha más confianza
en sí mismos. Tienen una actitud
más ofensiva en sus manifestaciones
y además parece que aumentan las
provocaciones e incluso ataques a locales
emblemáticos de la izquierda. Sólo
quiero mencionar la bomba colocada en la
sede de la Netzwerk für demokratische
Kultur (Red por una Cultura Democrática)
en la pequeña ciudad sajona de Wurzen,
el pasado noviembre, o el reciente atentado
al Centro Juvenil de Bernau (localidad de
Brandeburgo cercana a Berlín).
AK
Y ¿cómo afecta ese renovado
empuje del movimiento neonazi a vuestro
trabajo?
L.K. En el trabajo cotidiano
hay diferencias según la zona. En
Sajonia el NPD está consiguiendo
enrarecer el clima político, especialmente
donde tienen representantes en consistorios
municipales y gozan de base local. Los casos
de gente que viene a pedirnos ayuda tienen
una fuerte carga emocional y eso no siempre
es lo mejor para ser efectivos. La concentración
de la atención mediática y
de los partidos institucionales en lo que
ocurre en el parlamento de Sajonia impide
además prestar atención a
los acontecimientos cotidianos en zonas
rurales.
En otros estados federados la situación
no es ni mejor ni peor que antes del éxito
electoral del NPD. Como ya dije antes, el
clima político no ha dado un giro
brusco a favor de elementos ultraderechistas.
La opinión, escuchada a varias personas
de la CDU y el SPD, de que el NPD es flor
de un día, que la normalidad parlamentaria
acabará por robarle todo atractivo
y perdiendo apoyo, es una postura muy ingenua
y que nosotros, sobre el terreno, solo podemos
desmentir.
AK
¿Y cómo se ha traducido el
éxito electoral del NPD en el trabajo
de la Asesoría a Víctimas
de la Violencia Ultraderechista?
D.J. No llevamos una estadística
exacta sobre los agresores, pero acompañamos
a las víctimas a lo largo de los
procesos judiciales y eso nos permite disponer
de un perfil bastante aproximado de los
agresores. Por regla general, no están
encuadrados en organizaciones ultraderechistas,
sino que se mueven más bien en el
entorno neonazi, de skin-heads ultraderechistas
o frecuentan círculos de grupos ultras
de base. En general las oficinas de asesoría
a víctimas han registrado un aumento
de las agresiones ultraderechistas desde
las elecciones regionales de Brandeburgo
y Sajonia (septiembre y diciembre de 2004,
espectivamente). Lo habitual es que el atacante
esté en el momento de la agresión
formando parte de un grupo; a menudo el
consumo de alcohol, la desinhibición
que permite, es un elemento importante.
Por cierto, estamos observamos cada vez
con mayor frecuencia el aumento de la relevancia
de mujeres en esos grupos. No participan
directamente en la agresión pero
intervienen animando a los atacantes o incluso
dando “ideas”.
AK
¿Hasta que punto la ultraderecha
se está beneficiando del cambio en
la percepción que los alemanes tienen
de sí mismos? Los bombardeos aliados,
los alemanes refugiados y expulsados tras
la II Guerra Mundial del este de Europa
son temas que cada vez se plantean con”menos
tabúes”. Es un discurso que
a menudo cae en el revisionismo histórico
y que la extrema derecha incorpora y aprovecha.
D.J. Es cierto, desde hace
años se viene abonando el terreno
para la ultraderecha. Solo hay que recordar
el debate entre historiadores de los años
80, o la creación a mediados de los
90 de un memorial en Berlín (Neue
Wache, N. d. T.) que equipara a víctimas
y agresores, y hace unas semanas las discusiones
sobre los bombardeos aliados a la Alemania
nazi. Las élites alemanas parecen
haber encontrado un consenso, que se podría
resumir en el término ”normalización”
y con el que se pretenden eliminar todo
tipo de rémoras de la propia historia
que impiden a Alemania asumir un rol dirigente
en Europa, principalmente. Ese es el trasfondo,
el móvil que impregna toda la política
exterior del actual gobierno SPD-Verdes,
todos sus intentos por hacerse un lugar
entre las potencias mundiales.
L.K. También habría
que destacar que algunos conceptos, eslóganes,
acuñados por el NPD, como”Bombenholocaust”
(equiparación del holocausto judío
a los bombardeos aliados sobre ciudades
alemanas en la II G.M., N. d. T.) tienen
aceptación también en sectores
ajenos al partido. Los cambios en términos
culturales de los últimos años
son muy interesantes. Intelectuales como
Guido Knopp, Günther Grass, Jörg
Friedrich o Thor Kunkel han coincidido en
sus últimas obras en la necesidad
de”liberar”, de expresar, el”dolor
de los alemanes”. Ninguno de ellos
es ultraderechista, ni mucho menos, pero
su visión de la II Guerra Mundial
como”catástrofe para la humanidad”,
sin mencionar las causas, la raíz,
contribuye a despolitizar el discurso sobre
el nacionalsocialismo y sus consecuencias.
Es una posición que dista poco del”Dresde,
Coventry (ayer) y (hoy) Bagdad” formulado
recientemente por círculos demócratas
institucionales, en Dresde. Es, yendo un
podo más allá, un planteamiento
servido en bandeja a esos”predicadores”
de la ultraderecha.
Afortunadamente, también hay ejemplos
contrarios, positivos. En la propia Dresde
existe una plataforma de grupos empeñados
en profundizar en una”cultura propia
del recuerdo”, de la memoria histórica.
Internacionalizan el discurso rompiendo
la limitada y cicatera percepción
concentrada en lo alemán. Además
se tematiza y se señala con nombres
a los responsables alemanes de aquellos
crímenes, impidiéndose así
esa equiparación, interesadamente
ahistórica, con las víctimas,
En un debate establecido en esos términos
los nazis no tienen, creo yo, ninguna posibilidad
de medrar.
AK
Y teniendo en cuenta ese marco sociocultural
¿qué sentido tiene vuestro
trabajo?
L.K. Como mucha otra gente,
nosotros intentamos con nuestro trabajo
desarrollar y consolidar estructuras democráticas.
Unas estructuras que nos permitan establecer
unos estándares de respeto a los
derechos ciudadanos en las relaciones políticas,
en la cultura política de un lugar.
De todas formas no esperamos cambios espectaculares
de un día para otro. Por eso hablamos
de”islas socioculturales” en
un panorama político bastante desangelado.
Nuestro propósito es que esas islas
crezcan, se unan y así se logre crear
un polo cultural, una red de referencia
frente al discurso reaccionario dominante.
Con nuestro planteamiento no vamos a impedir
que el NPD llegue al parlamento; nuestra
meta es romper la hegemonía que la
ultraderecha ostenta en el terreno de la
cultura política, en el ambiente
político de muchas zonas.
D.J Suena a lo mejor un tanto
abstracto, pero hay ejemplos de lugares
donde ha sido posible crear esas estructuras
propias y así se ha plantado cara
a la hegemonía ultraderechista. Yo
me atrevería a decir que la situación
sería aún peor si no existieran
esos intentos de crear esa red de proyectos
izquierdistas, alternativos. Algo, por cierto,
que va mucho más allá de lo
financiado por el fondo estatal CIVITAS.
Entrevista: mb, Analyse und
Kritik 492
Traducción: Luis M. Rivas, BerlinSur,
marzo 2005
Para más información
www.opferperspektive.de
1 La DVU logró en septiembre de 2004
un 6,1% de los votos en los comicios regionales
de Brandeburgo. Mantiene desde hace un año
una alianza estratégica con el NPD
y planean ir juntos a las elecciones generales
de 2006.