Asian Dub Foundation: "Tratamos de incitar a la acción"

 
 


Por J. Olarte.

Más de una década después de su arrolladora irrupción desde un taller musical comunitario del sur de Londres, Asian Dub Foundation sigue en la barricada. Paradigma del carácter multirracial de la capital británica, la banda más internacional de lo que dio en llamarse new asian underground ha ampliado los registros de su batido de hip hop, ragga, dub, latidos indostaníes -como el banghra- y actitud punk. La combativa banda angloasiática afirma que «cada vez más artistas entienden la importancia de posicionarse en política».

Ha habido cambios en la alineación de ADF (el último en llegar es el vocalista de origen new roots reggae Ghetto Priest), pero, en esencia, el colectivo angloasiático sigue fiel a sus orígenes. Puede que se hayan convertido en banda para grandes minorías, pero continúan defendiendo el colectivismo, su conexión con las organizaciones sociales y los medios de comunicación alternativos y su concepción de la música como plataforma de movilización y concienciación política y social.

La tensión premilenio ha abocado a ADF a una inusitada actividad. Desde ‘Community Music’, el grupo ha trabajado en bandas sonoras -‘La Haine’ (Matthieu Kassovitz) o la recuperada ‘La Bataille d’Alger’ del 65-, ampliado su rama educacional (ADFED) o puesto en marcha su propia fundación cultural (Rich Mix), que le hizo al ideólogo John Pandit ser acreedor de la MBE (Orden de Imperio Británico); una distinción que, como era de esperar, rechazó.

Han aireado sus mensajes en Brasil, el este de Europa y Cuba, donde, a diferencia de Manic Street Preachers, tocaron por unos pocos pesos junto a grupos de rap; apoyaron las movilización antiglobalización; celebraron la liberación de Satpal Ram (el asiático acusado de asesinato que inspiró su éxito ‘Free Satpal Ram’); y se confirmaron como ‘la banda más enojada’ de Inglaterra, con permiso de Primal Scream, enarbolando un ‘Enemy of the Enemy’ (03) grabado con la colaboración de Sinéad O’Connor, Adrian Sherwood (ONU Sound) o Ed Obrien (Radiohead).

Sus intensas reflexiones sobre la crisis del capital, su visión sobre el conflicto paquistaní, la utilización del miedo o la guerra contra el terror como coartada para recortar los derechos civiles… tienen ahora su continuidad con ‘Tank’, álbum más enfocado a la música de club (de la electrónica a los asian beats o el reggae contemporáneo) al que la banda ha dado forma con la ayuda de technoheads como Ben Watkins (Juno Reactor), Adam Wren (Letfield) o Mad Mike (Underground Resistance).

De su cruzada, su colaboración con Chuck D, de Public Enemy, y sus proyectos paralelos y su gestación hablamos a su paso por Madrid con Sun J, programador y miembro, junto al cerebro Pandit G, Dr Das (bajo y tabla) y Steve ‘Chandrasonic’ Savale, del núcleo fundador de ADF. Un embrión que ahora completan los mc Aktavarta y Sex, el percusionista tradicional Pritpal Rajput y el vocalista Ghetto Priest.


Entrevista:

-El anterior álbum fue como un retorno a los orígenes de ADF; éste parece más cercano a lo que hacen cuando actúan como sound system.
-Esa era la idea; sobre todo, porque nuestro formato de sound system ha sido el más habitual en los dos últimos años. La mayoría hemos crecido con esa cultura y hemos tratado de reflejar esa intensidad en el disco. A diferencia de ‘Enemy’ (of the enemy), esta vez no hemos incorporado a nadie exterior al grupo porque Ghetto Priest es ya parte de la banda. La producción es nuestra, pero luego hemos trabajado en estudio con gente que ha aportado su sello, como Ben Watkins, de Juno Reactor, que ha compuesto las bandas sonoras de ‘Matrix’, o Adam Wren, que es el técnico de sonido de ‘Letfield’. El disco mantiene nuestra influencia del reggae, los sonidos indios y el punk, pero tiene un groove distinto, con voces nuevas que aproximan los temas más al concepto de canción.

-¿Suelen probar los temas en vuestras sesiones antes de editarlos de acuerdo con la tradición jamaicana?
-Sí, la reacción de la gente te dice muchas veces lo que puede funcionar. La música, por demanda popular, es la auténtica base tradicional del sound system a la manera jamaicana. Temas como ‘Powerlines’ o ‘Warring Dhol’ los testamos en forma de ‘dubplates’ antes de que estuvieran acabados. El dhol (tambor tradicional del Punjab) se utilizaba tradicionalmente en las fiestas y como comunicación, dos de las bases de la música.

-Hablando de comunicación, ¿ponen el compromiso social y político de vuestras letras al mismo nivel que la música?
-Sí, tratamos de concienciar o incitar a la acción a través de la música. No cerramos nuestro oído a lo que pasa en el mundo. En temas como ‘Round up’ (‘Acorralamiento’), hablamos del recorte de los derechos civiles en nombre de la guerra contra el terror y el fundamentalismo. Gente como muchos de los presos de Guantánamo, que fueron arrestados y acusados de terrorismo sin juicio ni pruebas. Hablamos sobre esa presunta necesidad de protección contra un enemigo que en realidad no existe y que, en buena medida, es invención de los servicios de interior americanos. Todos somos víctimas de esa forma de hacer política basada en el miedo. Ahora hemos llegado a un punto en el que los gobiernos tienen que disculparse, como ha hecho Blair, por haber participado en la muerte de civiles.

-En lo lírico, ‘Tank’ sigue la línea del último disco.
-Sí, la guerra ha acabado, pero, con Bush reelegido, la situación del mundo no ha mejorado precisamente. Canciones como ‘Take back the power’, que hablan de la decepción con unos gobiernos que han defraudado a una gente que ya no se siente representada por ellos; pero también hay temas como ‘Hope’ o ‘Tomorrow begins today’, que apuntan hacia un futuro esperanzador, a la necesidad de mirar adelante alzando una nueva voz.

-Manic Street Preachers dedicaron un disco a la necesidad de conocer a quien nos enfrentamos (‘Know your enemy’) y, en ‘Enemy of the enemy’, Uds. se declaran «enemigos del enemigo». ¿De qué enemigos hablamos?
-El enemigo se ha vuelto abstracto. Los poderes políticos y económicos son los que deciden quién es. Inventan el enemigo de sus democracias. Vivimos en un momento en que la estrategia principal es la basada en el miedo, que sirve hasta para elegir a un presidente como Bush. Asociada a las democracias occidentales, la palabra libertad ha perdido su significado. El poder dicta ahora dónde hay que imponerla.

-¿De dónde surge el título de ‘Tank’? ¿Tiene algo que ver con el último disco de Blur (‘Think Tank’) o, simplemente, Uds. tratan de remarcar la vocación militante de su música?
-No, Blur no tiene nada que ver (risas). Nos pareció un buen título, como una especie de ironía sobre esos soldados que van en los tanques y avanzan excitados por la música.

-Lideraron la plataforma de artistas británicos contra la guerra de Irak ‘Stop the war’. ¿Echan en falta más posicionamiento y conciencia política en el pop actual?
-Por suerte, parece que cada vez hay más artistas que entienden la importancia de una posición activa en ese terreno, pero no es nada nuevo. Desde Bob Marley a Curtis Mayfield, John Lennon o Primal Scream, siempre ha habido artistas con conciencia política y social. Pero no se trata de ser dogmáticos, de entrar en el juego. La inmigración, la pobreza, las desigualdades o la muerte de inocentes por la guerra son temas de la vida diaria.

-‘Take back the power’ recuerda al ‘Fight the power’ de Public Enemy. ¿Cómo surgió la colaboración con su líder, Chuck D?
-Habíamos coincidido en algún festival español (Festimad), pero la colaboración surgió en realidad en un concierto que compartimos en Londres. Nos mostramos nuestros respetos por nuestras músicas respectivas y comentamos la posibilidad de hacer algo. El resultado son las remezclas de ‘Black Steel’ y ‘Fight the power’ que se pueden escuchar a través del menú del ‘open disc’ que va con el disco, desde donde se puede también acceder a remezclas de Adrian Sherwood, canciones de Doctor Das (bajista), los temas de la banda sonora de ‘La Haine’ y algunas músicas para la ópera sobre Gadafi.

-¿Cómo surgió ese proyecto tan extraño de hacer una especie de musical sobre Gadafi?
-Sí, es un proyecto bastante extraño. Surgió a través de nuestro guitarrista, Chandrasonic, a quien siempre le ha atraído mucho el personaje del presidente libio. Mostró a gente de la English National Opera su idea de hacer una ópera rock sobre su persona y la comisión nos dijo después de un tiempo que adelante. Logramos el permiso y contamos con la ayuda de un director de escena muy bueno. Está aún en su etapa inicial, pero es un proyecto ambicioso con música tradicional de Oriente Próximo, cuerdas, percusión, spoken word… No es un tributo a Gadafi, al que se le pueden censurar muchas cosas, sino un acercamiento al hombre en sí, a alguien de origen humilde que acabaría siendo un gran líder arabista. Y luego está la parte romántica, su imagen distorsionada y esos rumores apasionantes como que vive en un tienda en el desierto o que va rodeado de hermosas mujeres guardaespaldas.

-¿Cuáles son vuestros proyectos más inmediatos? ¿Van a girar pronto con este disco?
-Estamos cerrando ahora la gira que pasará por Japón y Europa, incluida España. También vamos a hacer remezclas de temas anteriores, como ‘Fortress Europe’; y, al mismo tiempo, iremos trabajando en el proyecto de Gadafi. Con la tecnología de ahora todo es más fácil. Mediante un portátil con una buena tarjeta de sonido y micro, podemos trabajar hasta en el autobús de las giras.+

Artículo publicado en www.lahaine.org, febrero de 2005
www.asiandubfoundation.com