|   Se 
                                  extiende en el sofá de cuero marrón 
                                  de una suite del Hotel Adlon, en Berlín. 
                                  Con sus piernas cortas cruzadas una encima de 
                                  la otra, deja entrever unos calcetines verdes 
                                  chillones, que hacen juego con su corbata. Elvis 
                                  Costello, el ex-prototipo del joven rebelde, 
                                  el autodenominado “El Rey de America”, 
                                  el inventor de la canción perfecta, y 
                                  desde hace un tiempo, también explorador 
                                  en diversas producciones. Con los ojos escondidos 
                                  detrás de sus eternas gafas de marco 
                                  negro, juega al dandy autosuficiente e irradia 
                                  la autoridad que le otorgan sus más de 
                                  25 años de carrera. La última 
                                  prueba son “Il Sogno” y “The 
                                  Delivery Man”. Dos nuevos álbumes 
                                  de este neoyorquino por opción, que no 
                                  podrían ser más diferentes entre 
                                  sí. Un poco de música de ballet 
                                  junto a la London Sympohny Orchestra por aquí, 
                                  y por allá un disco medio conceptual 
                                  imbuído de sonidos del sur de Estados 
                                  Unidos. Motivo sufficiente para una entrevista: 
                                “ Mi 
                                  mayor misión en la vida es ser una especie 
                                  de material combustible, no en sentido destructivo, 
                                  sino ser alguien que inquieta, que desorienta. 
                                  Alguien que interrumpe de tal modo la cotidianeidad, 
                                  que la víctima llega a pensar : quizás 
                                  hay algo más allá del aburrimiento 
                                  existencial”.  
                                   
                                  ¿Le suena esta cita? 
                                Eso suena a mí en el año 
                                  1978. Entonces decía muchas de esas cosas. 
                                  Sonaban bien. 
                                ¿Es el impulso que aún 
                                  hoy lo motiva? 
                                De cierto modo, volvería 
                                  hoy a ponerle la firma, aunque naturalmente 
                                  no he vivido así toda mi vida. No quisiera 
                                  que se me asocie a una frase. Sin embargo, creo 
                                  que la provocación sigue siendo un pensamiento 
                                  central en la música. Si surge a través 
                                  de una cierta agresividad o mediante su opuesto, 
                                  da igual. Las reacciones más extremas 
                                  que recibí en mi vida vinieron de mis 
                                  últimos discos. 
                                « North » del anio 
                                  2002. 
                                Saqué de ahí todo 
                                  aquello por lo que era conocido. Textos complejos, 
                                  ritmos, canto agresivo. He escrito monólogos, 
                                  muy emocionales, muy sinceros, muy directos. 
                                Y eso decepcionó a la 
                                  gente? 
                                Estaban sorprendidos. Y eso fue 
                                  fantástico. Por favor…¿qué 
                                  es más punk-rock, un album punk o ésto 
                                  ? Èsta es una provocación. 
                                Me da la impresión de 
                                  que a Ud le resulta más importante la 
                                  reacción emocional del público 
                                  que las opiniones personales. Su papel se acerca 
                                  más al de un actor. ¿Cree que 
                                  la intensidad de una canción aumenta 
                                  cuando el artista atraviesa un momento de crisis 
                                  personal? 
                                No. Diría incluso que esa 
                                  afirmación es lo opuesto a la realidad. 
                                  De todos mis discos, “North” es 
                                  el único en el que el yo lírico 
                                  coincide casi completamente conmigo. Los 25 
                                  años anteriores los pasé investigando 
                                  hasta qué punto se puede permitir un 
                                  vínculo así. Y a los canciones 
                                  no les falta fuerza, ¿o no? Muchos textos 
                                  tienen por cierto un significado muy personal, 
                                  pero esa es cosa mía. Cuando escribí 
                                  “Painted from Memory”… 
                                 
                                  …el album que grabó 
                                  con Burt Bacharach… 
                                …y esa sí que es 
                                  una colección de canciones para corazones 
                                  destrozados, ni Burt ni yo habíamos pasado 
                                  por una crisis afectiva. No obstante, no me 
                                  parece que las canciones sean por eso menos 
                                  penetrantes que si hubieran sido escritas en 
                                  un período de crisis. 
                                Ya en 1984 Diedrich Diederichsen 
                                  dijo de UD. „La buena, madura, diferenciada, 
                                  artísticamente maliosa canción 
                                  pop…Tan lograda, como poco importante”. 
                                  ¿Es ésta una acusación 
                                  que ha escuchado muchas veces? La idea de que 
                                  la relevancia artística se hunde con 
                                  las terminaciones artesanales... 
                                No me puede preguntar algo a esta 
                                  hora del día..( se rie). Sinceramente, 
                                  es una perspectiva que tenía antes. No 
                                  quiero parecer irrespetuoso, pero eso suena 
                                  a simplificación de los críticos 
                                  de música. No tengo respuesta para eso, 
                                  y tampoco me interesa la cuestión. 
                                Le pregunto porque Ud ayer comentó 
                                  en la presentación de su disco que durante 
                                  mucho tiempo se negó a aprender las notas. 
                                  ¿Tenía miedo de que eso cambiara 
                                  para siempre su forma de componer, haciéndola 
                                  más plana? 
                                No. El sistema de las notas me 
                                  parecía sencillamente ilógico. 
                                  Dominarlo ahora ha cambiado mis capacidades 
                                  sólo en el sentido de puedo comunicarme 
                                  con mucha más gente. A cuatro personas 
                                  puedo tararearles una melodía, pero intente 
                                  hacer lo mismo con 80 personas que tocan en 
                                  una orquesta. Eso sería puro caos. ( 
                                  se ríe) 
                                Ud editó simultáneamente 
                                  un album con orquesta y un album pop. En Alemania 
                                  tenemos las categorías S y O: S para 
                                  música seria, O para música de 
                                  ocio. ¿Tienen sentido esas categorías? 
                                No , para nada, y esa división 
                                  me parece muy cuestionable. Son nichos creados 
                                  por agentes de marketing. Una división 
                                  así no es más que apartheid musical. 
                                Ahora todo el que tenga un micrófono 
                                  en la mano piensa que tiene que convencer a 
                                  todo el mundo sobre ciertas actitudes políticas. 
                                  En “Delivery Man”, Ud se aleja de 
                                  eso. La primera frase del disco dice: “No 
                                  quiero hablar sobre el gobierno”. 
                                 ¿Le parece que 
                                  Delivery Man es un disco apolítico? 
                                Por el contrario. La idea detrás 
                                  de “The Scarlet Tide”, por ejemplo, 
                                  el rechazo a la idea de que vivimos bajo una 
                                  permanente amenaza exterior, me parecen extremadamente 
                                  politizadas en el actual contexto. No obstante, 
                                  su música vien empacada con mucha sutileza. 
                                No creo que una canción 
                                  política tenga que ser obligatoriamente 
                                  una simplificación. En los 60, la acusacion 
                                  de los políticos era que los cantautores 
                                  de protesta hablaban de una forma muy emocional 
                                  y simplificada sobre cosas muy complejas. Hoy, 
                                  los políticos convierten los procesos 
                                  complejos en palabrería. Algunos músicos 
                                  los acompañan. Pero ese no es mi estilo. 
                                  Hago discos para estimular el poder de imaginación 
                                  de la gente. No para decirles cómo tienen 
                                  que pensar. Yo muestro las imágenes. 
                                  Pero no puedo dar respuestas, porque no las 
                                  tengo.   
                                Entrevista: Moritz Honert.  
                                  Título original: His aim is still true. 
                                  Publicado en Revista Unclesally’s, Nov. 
                                  2004. 
                                  Traducción: VM 
                                
                                 
                                    
                                
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