|   por 
                                  Diego Siegelwachs (DJ Maradó @ La Regla 
                                  e.V. - 
                                  www.laregla.de) - ESPECIAL para BERLINSUR 
                                El “fenómeno imán” 
                                  que representa Mimi Maura y su banda no es fácilmente 
                                  explicable. Muy pronto habrá llegado 
                                  de Buenos Aires directo a Berlín para 
                                  presentarse en el renombrado y popular evento 
                                  veraniego Heimatklänge, del 27 al 31 de 
                                  Julio, que produce Piranha Events (www.piranha.de) 
                                  todos los años. Es imprescindible rebobinar 
                                  hacia el cercano pasado de la banda para comprender 
                                  el éxito musical de este proyecto que 
                                  ahora también catapulta como un producto 
                                  for export.  
                                Recordemos que Mimi llegó 
                                  de Puerto Rico a Buenos Aires impulsada por 
                                  su amorío con Sergio Rotman, ex integrante 
                                  de Los Fabulosos Cadillacs (LFC) y líder 
                                  luego del grupo Cienfuegos. Por primera vez 
                                  se toparon en una gira en la cual coincidieron 
                                  LFC y Alarma, la agrupación heavymetalera 
                                  portorriqueña de chicas de Mimi. A partir 
                                  de aquí el desarrollo es más que 
                                  veloz: En 1999 Mimi lanza su primer disco “Mimi 
                                  Maura” en Buenos Aires, en el 2001 aparece 
                                  la segunda placa de ella “Raíces 
                                  de pasión”. Mimi aparece siempre 
                                  acompañada por un gran combo de músicos 
                                  - algunos estables, otros invitados -, todos 
                                  pertenecientes a un determinado “círculo” 
                                  de la Ciudad de Buenos Aires: el del ska-reggae. 
                                  Estos músicos son además los que 
                                  introducen y fusionan ritmos latinos. Desde 
                                  entonces Mimi Maura no para de girar por el 
                                  país y luego por el exterior, llegando 
                                  a todos lados. En el 2002 aparecen la placa 
                                  compilatoria “Noches de pasión” 
                                  y en 2003 edita “Misterio”, una 
                                  especie de best of. Por fin en el 2004 sale 
                                  a la calle el tercer disco de estudio, “Frenesí”. 
                                  Es de esta manera que la agrupación de 
                                  Mimi crece, siendo ella la consentida de los 
                                  músicos de LFC. Empero detengámonos 
                                  un segundo: ¿Es legítimo atribuir 
                                  el suceso a una simple consecuencia de su romance 
                                  con Sergio Rotman, a su buen vínculo 
                                  con los músicos de LFC y a la participación 
                                  de algunos de ellos en las filas de la banda? 
                                  Este quizás sería un argumento 
                                  que no alcanza para explicar aquella atracción 
                                  simbólica tan fuerte que produce Mimi 
                                  en el público. 
                                Veamos… Seguramente son 
                                  de gran ayuda los impulsos que le inyectan a 
                                  Mimi los LFC y la participación de algunos 
                                  de sus músicos en la banda. Quizás 
                                  es así como se le abren muchas puertas. 
                                  Pero luego la banda de Mimi camina sola y comienza 
                                  a arrasar de la mano de un estilo propio, algo 
                                  más suave, soleado e intenso, con encanto 
                                  caribeño y con una agrupación 
                                  de músicos de primer nivel. Así 
                                  es como Mimi no solo camina sino que también 
                                  se mueve sola, compartiendo shows con otros 
                                  grupos grandes que no solo son LFC, sino que, 
                                  por ejemplo: Lumumba, la anteúltima formación 
                                  de Fidel Nadal (ex líder de los legendarios 
                                  Todos Tus Muertos) o Divididos, una de las bandas 
                                  en la que devino la formación de otra 
                                  hiperlegendaria agrupación del Rock Argentino 
                                  y Latinoamericano que se llamó Sumo. 
                                  El encanto que irradia Mimi y su música 
                                  entonces no pueden ser casuales sino que representa 
                                  un cambio musical sustancial, de gusto y de 
                                  actitud en la juventud argentina frente al continente 
                                  Latinoamericano. 
                                Es acá donde la cuestión 
                                  planteada al principio se torna interesante. 
                                  Tradicionalmente los argentinos se jactaron 
                                  siempre de ser “culturalmente europeos” 
                                  deseando diferenciarse notoriamente del resto 
                                  de Latinoamérica. Pero este sector de 
                                  músicos y su público en torno 
                                  a Mimi Maura y su banda parecerían estar 
                                  señalándonos un cambio de valores 
                                  en parte de la juventud argentina. Aquí 
                                  el rechazo parece traducirse en admiración, 
                                  los términos quizás se invierten. 
                                  Seguramente el redescubrimiento posmodernista 
                                  general de fines de siglo que se da en la música 
                                  por los ritmos folclóricos, populares, 
                                  así como también la reponderación 
                                  de los regionalismos, hacen que se genere una 
                                  predisposición o “apertura de mente” 
                                  necesaria, como para que los viejos esquemas 
                                  eurocentrados del modernismo se vuelvan permeables. 
                                  Y es de esta manera como, de la mano de muchos 
                                  grupos argentinos que se han ido abriendo al 
                                  mercado latinoamericano a través de giras 
                                  e incorporando elementos de los viajes, la música 
                                  adopta un rol en el proceso de cambio. Las melodías 
                                  y la estética sonora irradian emociones 
                                  y apelan al costado sentimental en las personas, 
                                  convirtiéndose en el medio que transporta 
                                  las mutaciones.  
                                Para bien o para mal – categorías 
                                  obsoletas y absurdas en cuestiones culturales 
                                  – este proceso de ambigüedades es 
                                  consecuencia de la reorganización del 
                                  mercado, y en este caso, también del 
                                  ámbito musical. Acá parecen visualizarse 
                                  algunas de las contingencias y consecuencias 
                                  de la Latinoamérica de los años 
                                  1990, del proceso de “glocalización”, 
                                  de los modelos neoliberales, de los ajustes 
                                  que fueron apretando cada vez más los 
                                  cinturones de las clases medias del subcontinente, 
                                  de la deslegitimación del sistema de 
                                  partidos políticos y de tantos otros 
                                  asuntos tan peculiares, ridículos e injustos, 
                                  que le ha tocado vivir al latinoamericano de 
                                  fin siglo. ¿Pero se puede hablar también 
                                  de “efectos positivos del sistema” 
                                  a nivel cultural, más aún ahora 
                                  que a lo largo del continente los modelos económicos 
                                  y estructuras socio-políticas se han 
                                  comenzado a resquebrajar y van demostrando la 
                                  crueldad con la que han arrastrado y se han 
                                  cargado a países enteros? ¿No 
                                  es demasiado cínico proclamar un voto 
                                  de alegría por la ruptura de los esquemas 
                                  culturales eurocentrados y pretender festejar 
                                  la multiplicidad de opciones, mezclas y nuevas 
                                  realidades de la rehibridizada Latinoamérica 
                                  cuando esto es parte de un proceso que ha ido 
                                  acompañando a la exclusión de 
                                  la mayoría de su gente? 
                                La música de Mimi Maura 
                                  y su banda, por más raro que parezca, 
                                  nos invita a reflexionar y darle espacio a nuestras 
                                  dudar sobre este tema. Por eso escapémonos 
                                  hacia otra óptica: Las canciones que 
                                  interpreta Mimi son de un estilo que fusiona 
                                  sonidos e instrumentos caribeños, especialmente 
                                  de Puerto Rico, con otros del Ska y el Reggae, 
                                  también originarios del caribe por ser 
                                  de Jamaica, pero refiltrados por la experiencia 
                                  de su paso por Europa y en especial por Londres, 
                                  indiscutida capital cultural europea de la música 
                                  moderna (desde The Beatles hasta el presente). 
                                  Una de las conjeturas a las que uno puede arribar 
                                  entonces es que la música de Mimi Maura 
                                  justamente nos demuestra la inutilidad de plantearse 
                                  asuntos complejos como los de las cuestiones 
                                  arriba expuestas a través de esquemas 
                                  duales, nos enseña lo inservible que 
                                  es colocar las cosas en un plano del blanco-negro 
                                  y de los esquemas antagonistas (como lo suele 
                                  hacer hoy en día el gobierno republicano 
                                  del actual presidente de Mr. Bush Jr. y cuya 
                                  influencia parece haber penetrado algo más 
                                  que a la política exterior norteamericana). 
                                  Más bien concentrémonos en pensar 
                                  en que la experiencia que la música lleva 
                                  consigo, lo que en cada concierto y en lugares 
                                  diferentes se transmite, las vivencias que se 
                                  van acumulando y a su vez retransmitiendo, el 
                                  amparo que ofrecen las canciones, y muchas cosas 
                                  más, son pequeñas bombas culturales 
                                  que llevan a su vez otra carga escondida: La 
                                  de la integración latinoamericana, la 
                                  del entendimiento y la apertura, la de la búsqueda 
                                  de similitudes y elementos comunes, la de formación 
                                  de lazos. Estos procesos son los que mueven 
                                  a la gente, la música siempre fue y será 
                                  un medio con multiplicidad de abordajes y funciones, 
                                  aunque no se lo proponga.  
                                   
                                  Por último, sin embargo, hay una duda 
                                  que no deja de provocar cierto escozor: En los 
                                  países posindustrializados de Europa 
                                  o en los EEUU existe actualmente una tendencia 
                                  muy marcada y de moda en la cual la aproximación 
                                  hacia otras culturas es en base a una mera idealización 
                                  algo absurda sobre lo latinoamericano, “lo 
                                  exótico”, donde esto funciona en 
                                  gran parte como la proyección de los 
                                  propios deseos o como la cobertura de los propios 
                                  déficits existenciales de la gente de 
                                  dichas sociedades posindustriales; aquí 
                                  surge la duda, la incomodidad: ¿no estará 
                                  Argentina nuevamente queriendo importar y copiar 
                                  un esquema que proviene de afuera? ¿El 
                                  éxito de Mimi Maura no nos estará 
                                  señalando que todo es nuevamente lo mismo 
                                  de siempre? El optimismo y el pesimismo (cultural) 
                                  son parte de una decisión que cada uno 
                                  debe tomar para sí mismo. En todo caso 
                                  es importante no olvidarse que de que el placer 
                                  y los gustos son los que definen a la hora de 
                                  degustar la música. ¿Habrá 
                                  entonces que presenciar quizás un show 
                                  de Mimi en Berlín para saber que opinar? 
                                  ? 
                                    
                                  Berlín, Junio del 2005  
                                 
                                 
                                    
                                   
                                    
                                    
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