"Vergissmeinnicht" (No me olvides)
Marula Di Como
Instalación
East Side Gallery
Berlin Friedrichshain
Mayo 2005
Era un crepúsculo de junio;
había perfumes de flores en el cementerio,
perfumes tan suaves, tan penetrantes,
que me embriagaban;
había guirnaldas de rosas sobre las tumbas
y altas hierbas floridas sobre las que las falenas
y las moscas bailaban sus corros ligeros.
Todo me emborrachaba de deseos de vida y de amor,
a mí, que estaba muerto". P. Loti
Los edificios de Berlín, sus calles,
su muro infame,
portan todos en silencio un profundo mensaje: "no
me
olvides". Recordar a los muertos y sentir su dolor
en
el presente es el desafío permanente de quienes
transitan la ciudad. Inspirada por la visión cotidiana
de las "piedras tropiezo" en las veredas, Marula
Di
Como instaló su pequeña versión de
la memoria sobre el
muro de Berlín: una hilera de macetas vacías
y sobre
ella sobres con semillas de la flor "no me olvides".
Evocaciones personales de infancia de la artista, la
tristeza de las despedidas por la emigración y
el
mandato presente en cada piedra alemana confluyen en
un pedido y una invitación: dar un hogar a la semilla
sin tierra, no olvidar.
“No me olvides”: O cómo
hablar en voz baja a los muertos de Berlín.
En esta primavera, Marula Di Como invitó a plantar
“no me olvides“ contra el antiguo muro de
Berlín. Mientras la ciudad recuerda el aniversario
del fin de la guerra con actos masivos e inaugura un inmenso
memorial, la artista instaló una memoria efímera
y silenciosa: Sobre la infame pared pegó una serie
de sobres con semillas de “no me olvides”
y ante ellos dispuso una hilera de macetas de barro vacías.
En días en que para hablar de memoria se usan
palabras rotundas y los homenajes toman forma monumental
y enorme, la artista optó por un recuerdo pequeño
y vegetal. Al hacerlo, no quiso responder a los tratados
que desde el fin de la guerra especulan sobre las fronteras
de la representación o se preguntan por la capacidad
del arte para abarcar tanto horror. Pero el gesto que
realiza es tan sutil que monumentos y bibliotecas enmudecen
ante su respetuosa sencillez.
Marula Di Como no quiso articular un concepto sino sugerir
la evocación a partir de una flor. En la breve
obra no hay declamación sino sentimiento callado,
al modo de un rezo en silencio o una oración. La
acción no se asimila sin embargo al ramo de cementerio:
no flores cortadas que marchitarán junto a las
sepulturas, sino semillas sin tierra en busca de refugio.
Las macetas, huecas como cuerpos sin vida, esperan un
recuerdo que las resucite. Las flores germinarán
si los paseantes se detienen a ofrecerles tierra, brindan
cobijo al recuerdo. ¿Cuánto tiempo permanecerán
ahí sin dueño? ¿Alguien se las llevará,
les dará un hogar?
En la autora, las “no me olvides” evocan
recuerdos de su país y complicidades de afectos,
cuando entre amigos se regalaban semillas y se preferían
las “no me olvides”. El mismo “no me
olvides” susurrado ante la partida a Berlín:
la emigración abre un nuevo mapa de memorias y
ausencias y obliga a reinscribir los recuerdos en la ciudad
de adopción.
La instalación efímera de Marula Di Como
dialoga con las “stolpersteine”, las “piedras-tropiezo”
del recuerdo insertas en las veredas de Berlín.
Al llamado silencioso de esas placas de bronce - “no
me olvides”- la artista argentina responde en el
idioma floral de su país. Como esas piedras, las
semillas contienen un mensaje y un pedido.
La artista escuchó el testimonio en bronce de
la ciudad-cementerio y lo tradujo a su lenguaje emocional.
En frágil convivencia hizo confluir idiomas, ciudades
y memorias en las semillas de flores que son también
un ruego. Ellas nos hablan en su idioma mudo para pedirnos
que nadie, nunca, sea olvidado.
Estela Schindel
www.maruladicomo.com