Entrevista a Guillermo Robledo, gerente de IMPA, fábrica metalúrgica recuperada por los trabajadores en el barrio de Almagro, en Buenos Aires.

Por Verónica Marchiaro

 
Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentinas, IMPA, fue fundada en la década del 20 con capitales ítalo-alemanes, y estatizada en 1946 por el gobierno de Juan D.Perón. En los años 50 llegó a tener más de 3 mil trabajadores. En 1961 el presidente Frondizi la convirtió en una cooperativa, pero los sucesivos manejos fraudulentos condujeron a Impa al vaciamiento y la quiebra. En enero del 98, un grupo de 30 obreros activos y otros cien cesantes decidió tomar las instalaciones y recuperar la fuente de trabajo. Pocos meses más tarde, lograban hacerse con el control de la fábrica y conformar una cooperativa de trabajadores, que aglutina hoy a 171 obreros que cobran salarios iguales. IMPA fabrica vajilla descartable, pomos para dentíficos y pomadas y envolturas de golosinas. En el edificio funciona también desde el 98 el centro cultural “La Fábrica, ciudad cultural”, creado por los trabajadores tras recuperar las instalaciones.

¿Qué estructura de funcionamiento tiene Impa hoy?
Hay un consejo de administración compuesto por once trabajadores que se elige una vez por año, al que todo trabajador puede acceder porque cada uno vale un voto. Hay un presidente, un secretario, una serie de formalidades que hay que tener para funcionar como empresa, presentarse a los bancos, estar en orden en personas jurídicas, impuestos, etc. Hay una gerencia, entre comillas, que es más una coordinación, que ocupo yo, y ocho coordinadores por cada área de producción, un departamento comercial y uno financiero. Es decir hay practicamente 10 compañeros que están en la gestión diaria. Además de cinco vendedores, que son socios también y que están en la gestión. O sea que prácticamente somos 25 trabajadores que estamos en el manejo cotidiano, es decir en una gestión colegiada. No hay una estructura verticalista. Y todos los trabajadores son socios, son dueños del capital. Según como fueron las ganancias cada mes, la asamblea decide si se reparte un plus por trabajador, o no.

¿Cómo se toman las decisiones?
Hay una decisión por consenso, se discute todo. Si alguien tiene un argumento viene y lo explica. Puede ser la idea más loca. Por ejemplo, una idea que ha traído el último de los compañeros que entró a la fábrica. Impa durante 30 años dependió de comprar el aluminio a Aluar, que tiene el monopolio del aluminio en Argentina. Y fue esa una de las causas que la llevó a la quiebra, porque Aluar te pide primero pagar y luego retirar, no da ningun tipo de crédito. Y nosotros en plena crisis no podíamos seguir trabajando asi, cuando ya habíamos recuperado la cooperativa. Entonces vino un compañero y dijo que un cliente había comentado que podíamos trabajar con chatarra. Los ingenieros siempre habían dicho durante 30 años si no era lingote puro de Aluar, lingote virgen, no se podía. Entonces dijimos vamos a probar. En vez de poner lingotes pusimos chatarra en el horno. Hoy hacemos todos los productos con chatarra, y sin ningún tipo de asesoramiento especializado, sin estudios, sino que hubo una necesidad práctica de resolver el problema. Hoy los compañeros de fábrica son expertos en el manejo de chatarra. Es un tipo de gerenciamiento totalmente distinto, que viene de las ideas de todos. La empresa se potencia más. Ese hecho, totalmente beneficioso, de no depender de un único productor, surgió de la gente.

¿Las fábricas recuperadas representan una nueva forma de producir, una nueva forma del trabajo?
Sin ninguna duda, el trabajador, el obrero tiene un acceso a la información que no tiene en una empresa privada. Alguna vez discutimos con sectores más de izquierda, como la gente de Brukmann, y ellos se oponían a la figura de la cooperativa porque decían que era una figura de explotación, que mantiene el sistema. Estoy de acuerdo, pero al menos es autoexplotación. Además no niega la figura del control obrero porque depende de la conducción. En la cooperativa hay transparencia, lo que pasa depende del conjunto y del compromiso de la gente para encontrar soluciones. Y esto supone claramente una inversión en el rol del trabajo y del control.

¿Cómo ves en adelante el proceso de recuperación de fábricas y empresas en Argentina?
El fenónemo se va a seguir extendiendo mientras siga habiendo desempleo alto y subempleo. Porque lo que ha habido es un cambio de actitud del trabajador, que ahora tiene un método de lucha que antes no tenía. Quiero aclarar que cuando hablo de trabajadores no hablo sólo de industriales- hay que ampliar el concepto a los sectores medios, que no son obreros, pero que asumieron también esta actitud de decir: si cerró la fábrica, la empresa, me hago cargo yo. Porque hoy en Argentina pensar en el cobro de una indemnización es irrisorio, y la posibilidad de encontrar otro trabajo es un riesgo altísimo. Ese cambio sociológico al que me refiero es irreversible en nuestro país. En este momento estamos peleando por Gatic, la empresa que tenía la conseción de Adidas y que contaba con cinco mil trabajadores en siete provincias de todo el país. Ya se logró la quiebra y hay organizadas siete cooperativas para hacerse cargo de la producción de zapatillas y telas y todo lo que produce Gatic en el país. Es decir que ya no es un caso sólo de Pymes (pequeñas y medianas empresas) sino de una empresa grande. El proceso de recuperación de empresas se va a profundizar porque en Argentina no hay inversión. Si ni el Estado ni las multinacionales invierten, nos queda a los pobres, en el amplio sentido del término, me refiero a las Pymes, las empresas recuperadas, los trabajadores, buscar los mecanismos para generar empleo. El Estado todavía no ha asumido esta nueva situación.

¿Cuál es la situación respecto a la ley de expropiación?
Cuando los trabajadores toman la planta, producen el hecho político y un gran simbronazo. Primero al juez, después al barrio, luego al consejo deliberante y por ultimo a la municipalidad donde están. Se convierte automáticamente en un hecho social de todo el barrio en el que entran a participar todos los actores sociales. Ese proceso termina en una ley de expropiación individual para cada caso, por dos o cuatro años. Pero no hay una ley nacional. Después si no se resuelve la situación definitiva jurídica de los bienes, o el Estado paga, o paga la cooperativa o vuelve al juez, que está obligado a sacar a remate y desarmar la fabrica o la empresa. Eso es lo que queremos evitar. Como el proceso tiene dos años de acumulado, ahora hace falta una ley nacional que de un paraguas a toda esta situación que fue transitoria. Queremos que se reconozca al sector que hasta ahora tuvo un surgimiento silvestre, algun marco estatal que lo fortifique. Ya casi son cien establecimientos expropiados por el Estado y entregados a manos de los trabajadores

¿Está surgiendo una nueva teoría política desde la práctica de las fábricas y empresas recuperadas?
Detrás de todo esto hay un nuevo paradigma, una nueva discusión e incluso una nueva forma de medir los bienes, relacionada con el concepto de entropía. La recuperación de fábricas tiene que ver mucho que ver con este concepto, que es la segunda ley de la termodinámica. La termodinámica son las leyes de la fisica que estudian la transformaciónes del calor y de la energía en trabajo. La primera ley dice que la energía no se pierde, cambia de estados pero no se pierde. Pero la segunda ley, que es la ley de la entropía, dice que en cada cambio de estado se degrada y avanza lentamente hacia el estado del “desorden”, no de caos. La teoria del caos es un concepto cercano, pero no es exactamente el concepto de la entropía. Èste plantea primero la degradación y el concepto de irreversibilidad, cuando algo se degrada no podés volver atrás. Un ejemplo práctico: el petróleo abajo de la tierra tiene un potencial de trabajo para la humanidad. Cuando está destilado y transformado en nafta especial, en gas licuado, ya no puede volver a ser petróleo, es imposible. Después, cuando cargas la nafta en el tanque del auto, tiene una potencia de trabajo, el transporte, todo lo que genera el movimiento de un coche. Pero ni bien sale por el caño de escape transformado en calor, ya ese potencial que tenía de generar trabajo, de mover un motor, lo perdió irreversiblemente, lo transformó en calor que se va a la atmósfera y se perdió. Ese proceso de irreversibilidad es el mas dificil de ser aceptado en términos sociales porque tiene muchas implicancias. En muchísimos terrenos, que van de lo filosófico y religioso a lo sociológico.

¿Y qué tiene que ver todo esto con el trabajo?
El trabajador está realizando una práctica de baja entropía al recuperar una fuente de trabajo con maquinaria obsoleta, frente a la alta entropía de las empresas internacionales. La humanidad para resolver el problema del empleo tiene que asumir conceptos de baja entropía, que son conceptos de baja tecnología, de tecnologías artesanales, de mayor tiempo de trabajo por cada unidad producida. ¿Cómo resolver el problema del empleo si una bicicleta se hace en 15 minutos y antes se hacia en 600 horas? Aclaro que éste no es un planteo antitecnólogico. Aquí el desafio es lograr instituciones estatales que armonicen las dos tecnologías, la de punta y la ingeniería social, que es necesariamente de baja entropía. Todo esto reflejan las empresas recuperadas. Son todas viejas. Cuando entras a Impa te parece que estas entrando a una fábrica del siglo 19. Pero si vas a la eficiencia económica no podría estar en funcionamiento. Sigue en pie porque hay una ingenieria social. La sociedad yá esta aplicando soluciones de baja entropía. Los cartoneros son una solución de baja entropía, buena, en terminos sociales. Claro que no es bueno que anden los chicos entre la basura, me explico, pero sí es bueno que la sociedad recupere los desechos es una solucion de baja entropía y genere así empleo. Lo que falta ahora es transformar esa práctica social en una teoria política más extensa. Pero el debate ya está latente en Argentina.

¿Qué ha ocurrido con las deudas de la fábrica?
Lo que hicimos fue en un primer momento un acuerdo con los acreedores a 10 años de plazo. Gran parte de la deuda está pagada, otra parte la estamos licuando. Nos queda la deuda con el Banco Nación, que tiene una hipoteca a su favor sobre el edificio. Pero como Impa y el Centro Cultural son ya una institución de la ciudad, el banco no se atreve a ejecutar la deuda.


 
     
  Recuperar la fuente de trabajo >> >>  
  Entrevista con Naomi Klein y Avi Lewis en Buenos Aires
"Las fábricas recuperadas urbanizaron la propuesta de los Sin Tierra"
>>