Recuperar la fuente de trabajo



 
 
“Fábrica cerrada, fábrica tomada" es una de las consignas que se ha popularizado en Argentina en los últimos tiempos. Como cooperativas de trabajo - en su mayoría - o con la modalidad de control obrero, en la actualidad son 170 las fábricas y empresas recuperadas, que en total suman más de 10 mil trabajadores.

Por Verónica Marchiaro

Abarcan desde la industria metalúrgica y textil hasta la gastronomía y el sector educativo. Las cooperativas de trabajo, conformadas por los ex empleados de fábricas, empresas y establecimientos que se encontraban en convocatoria de acreedores, quebrados o a punto de cerrar, son un fenómeno novedoso, que comenzó a gestarse en Argentina a fines de los 80, y que a partir de la crisis de 2001 ha ido cobrando mayor magnitud.
Este proceso está protagonizado por trabajadores que tienen tras de sí muchos años en relación de dependencia, y a los que la realidad obliga a defender su puesto de trabajo. Ese lugar que en gran parte de los casos fue su primer y único empleo desde hace una, dos o tres décadas. No se proponen intencionadamente tomar la empresa sino que hacen lo único que pueden: pelear por no quedar afuera del mercado. Sin embargo, de ese modo espontáneo, visceral, están modificando la estructura laboral, cambiando las reglas de producción y cuestionando el sistema jurídico, en una lucha que entre tanto se ha extendido de la clase industrial a las clases medias, como en el caso del Hotel Bauen, en Buenos Aires, de escuelas privadas rescatadas por los docentes, editoriales e imprentas.
Este proceso de recuperar la fuente de empleo encierra un gran cambio, ya que no sólo se rescata la fábrica o empresa y se la pone a producir bajo control de los trabajadores, sino que ellos mismos establecen nuevas formas de organización, decisión y producción. Pero ante todo, como afirma el abogado Luis Caro, presidente del Movimiento de Fábricas Recuperadas*, “supone un sistema económico distinto, que empieza sin capital y en el que desaparece la plusvalía y el costo empresario. El trabajo deja de ser un costo y pasa a ser riesgo. Estas empresas comienzan con economías de subsistencia: si hay ganancias se reparten. Y si no, no.”
El 90 por ciento de las fábricas recuperadas ha eliminado los puestos jerárquicos e instrumentado un régimen igualitario de redistribución del ingreso. En el 70 por ciento de los casos, la producción ya alcanzó o superó los niveles anteriores. Lo importante es que cada una resolvió, además, su propio modelo de gestión: desde las cooperativas tradicionales, o las que dividen todo en partes iguales, hasta las que claman por la estatización con control obrero, como es el caso de la textil Brukman.
Esta acción de recuperar y ponerse a producir, también revela una ruptura con la lógica tradicional del capitalismo: la rentabilidad y competitividad no pasan ya por el costo laboral, por la disciplina del trabajador y su control, por la mano de obra barata, sino por la buena calidad y el bajo costo que representa la producción en cooperativa, al ser los mismos trabajadores los dueños de los medios de producción. Con su acción y convicción, los trabajadores enfrentan al capitalismo desde la capacidad de hacer, un hacer de otro modo, como acción no sólo individual sino también colectiva y plantean una nueva forma del trabajo. A su conocimiento sobre las máquinas y el trabajo, el “saber obrero”, se añade ahora el conocimiento sobre los costos reales de producción, una nueva conciencia sobre el proceso de trabajo.
La situación de las cooperativas, tanto legal como económica, es variada. Algunos trabajadores han conseguido ya superar lo que ganaban cuando eran empleados y aún reservarse capital para inversiones y, aún los emprendimientos de realidad más precaria, avanzan positivamente. En algunos casos lograron acuerdos con los antiguos patrones y les alquilan la planta industrial, en otros siguen la vía judicial. Muchas han logrado ya una ley de expropiación definitiva de las maquinarias y la marca; la de los espacios es en general por dos años, una especie de comodato.
Pero el crecimiento de las empresas y fábricas recuperadas no sólo necesita del éxito económico sino también de ir consolidando su situación legal por un lado, de forma que las expropiaciones o permisos temporarios que tienen por parte de la justicia, se conviertan en definitivos a través de leyes nacionales. Lo que en el fondo subyace es el conflicto entre dos derechos constitucionales: el de la propiedad privada y el del trabajo y una vida digna. El Estado debe decidir ahora cuál está por encima de cual. Y esa es ahora la lucha de las fábricas y empresas recuperadas en Argentina.

*Fuentes: lavaca.org / argenpress.info

*El Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) agrupa a más de 80 empresas y fábricas recuperadas. www.mnerweb.com.ar

Algunos ejemplos:


HOTEL BAUEN, Ubicado en el centro de Buenos Aires, con 224 habitaciones, 8 salones, piscina y solarium. El hotel fue cerrado el 28 de diciembre del 2001, dejando en la calle a 150 trabajadores. Fue recuperado el 21 de marzo de 2002, por los 40 integrantes de la cooperativa de trabajo.

IMPA, Metalurgia. Recuperada en forma de cooperativa en 1998. Hoy tiene 172 trabajadores. www.impa-lafabrica.com.ar

COOPERPEL, Industria del papel. Especialidad: Bolsas de papel y papel para industria

EL AGUANTE, Gastronomía. Producción de panes y otros productos

ESCUELA FISHBACH, Escuela primaria de Capital Federal.

ZANELLO, Fabrica de tractores de la provincia de Córdoba.


 
 
 
 
 
     
 
Foto: Trabajadoras de Brukman

 
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